La crónica hoy no va de la llamada generación de cristal, sino de esos personajes de novelas, deportes y películas que nos roban el alma cuando ocupan pantalla, especialmente en la televisión.
Las amigas de Senti2 hablan mucho de eso, y hasta se disputan a los susodichos, elegidos de manera visceral o por sus cualidades físicas, histriónicas o trayectoria humana. ¡Vaya fantástica expresión de posesividad erótica!
Yo sonrío pensando en que tengo cristales de esos (al menos que recuerde), pero son reales, no platónicos: primero fueron mis novios y luego empezaron a acaparar cámaras por sus oficios, uno en el arte, otro en la política.
Ah, mira, sí: hay un par más que cumplen los requisitos, pero de manera clandestina… O sea, uno fue mi novio de pocas semanas, y resulta que aparecía en la tele furtivamente, como sombra de otras figuras importantes (y mira que aquella sombra estaba grande y apetecible). El otro era figura en sí mismo, pero lo que tenía conmigo era un coqueteo sabrosón sin mucha consecuencia. Al poco tiempo confesó que estaba casado y en esas aguas yo resbalo, pero no me hundo........