En las calles de La Habana, los vendedores ambulantes son una presencia constante y vital. Desde el amanecer hasta el anochecer, sus voces llenan el aire con ofertas de viandas frescas, dulces tradicionales, baratijas y deliciosas frituras. Estos trabajadores no solo venden productos; ofrecen una parte de la cultura y la vida cotidiana de la ciudad.
Carlos, un vendedor de viandas de 50 años, comienza su día a las 4 de la mañana. Con una sonrisa cálida, relata cómo cada........