Como nunca antes ni después, hasta quienes se consideraban sin posibilidades de tener algún día un vehículo automotor, se alegraron cuando en los finales de los años 60 el siglo pasado vieron obsequiar los autos Moskvitch entonces llamados popularmente Moscovich cañeros.
Realmente más que un regalo, fueron un premio a los trabajadores que se destacaban en la zafra azucarera como macheteros, a quienes se les miraba con respeto y admiración cuando manejaban el auto, o lo llevaba otro porque el dueño carecía de licencia.
En la segunda mitad de la siguiente década de los 70, el reconocimiento consistía en vender automóviles a personas destacadas en su labor, pero no fueron sólo de la marca soviética Moskvitch, sino otros de fabricación argentina como Fiat y Peugeot y también........