Mijaín López agrandó su leyenda con su quinto oro olímpico. Foto: Ricardo López Hevia/Granma.
Entró despacio al colchón con las manos en la cintura. Vestido de rojo apuntaba a la pasión y al frenesí. Su rival subió corriendo, como si quisiera tragarse los seis minutos de combate, pues la historia se cambia pocas veces en el mundo. Y este 6 de agosto, a Mijaín López nadie le ganaba en el colchón de París. Nadie. Era su despedida, su cumpleaños adelantado, la hazaña más grande de un luchador en el mundo y hasta los dioses del Olimpo tomaron asiento para verlo.
Su quinto título olímpico había comenzado desde el día anterior y el cubano-chileno Yasmani Acosta lo sabía. Apenas una acción definitoria en el primer asalto bastó para confirmarlo. Lo volteó como tantas veces cuando entrenaron juntos. El narrador........© Cubadebate