Querida comunidad contextataria:
Sabrán, porque no hemos parado de dar la turra desde hace semanas, que en el consejo editorial y en la redacción de CTXT le estamos dando vueltas a la idea de abandonar la red de Elon Musk dando un sonoro y dignísimo portazo. (Me produce grima y desazón llamarla X, un nombre ridículo a la altura de su caprichoso dueño).
Cuando esta carta fue enviada a nuestros suscriptores el pasado sábado, yo ya avisaba de que no tenía una opinión firme sobre el tema. Les adelanto que sigo sin tenerla. Pero esta mañana tuve una epifanía que me gustaría compartir con ustedes porque no sé cómo he podido estar tan ciega hasta este momento. Verán: creo que el marco del debate no es si CTXT –o usted, suscriptor que nos lee– debemos irnos o no de Twitter, sino más bien si, como sociedad, vamos a seguir consintiendo que todas las redes sociales sean de titularidad privada y ajenas a nuestro control. El paradigma mental sobre el que mucha gente continúa pensando y actuando en 2024 es que existe una vida real, la vida offline, y una vida que no es real del todo, la online. Pasamos conectados a Internet todo el tiempo que no estamos durmiendo o haciendo senderismo por algún monte sin cobertura. Trabajamos online, nuestro ocio y entretenimiento son online, socializamos online, nos informamos online. Pero al parecer Internet no es la vida real, sino apenas un juguetito y, en consecuencia, ni nos lo tomamos tan en serio ni está sujeto a las mismas reglas. Y así es cómo hemos aceptado sin mayor........