Crecimiento chileno «a dos patas»

Que el país avance apoyado en sus recursos naturales pero también en su conocimiento es la propuesta de esta columna para CIPER del destacado investigador chileno César A. Hidalgo. En tres puntos, se entrega un diagnóstico y una estrategia que considera la diversificación de nuestra economía, las tecnologías «de ciclo corto» y la construcción de redes globales: «Lo bueno es que en los últimos treinta años hemos aprendido mucho sobre cómo se genera y difunde el conocimiento, y esas son ideas que debemos de a poco incorporar en nuestra política de desarrollo.»


Hay pocas cosas en las que los economistas concuerdan. Una es que el crecimiento económico proviene de la acumulación de conocimiento: una idea por la que en 2018 Paul Romer recibió el premio Nobel de Economía. La otra es un hecho más que una idea, y es que, poniendo de lado micronaciones y paraísos fiscales, las economías ricas son tecnológicamente avanzadas o tienen muchos recursos naturales. En el caso de Chile, ambas partes contribuyen a nuestra riqueza.

Todos sabemos que Chile goza de una abundancia de recursos naturales. Pero tecnológicamente Chile no está tan mal. Al menos, eso es lo que podemos recuperar de índices de sofisticación tecnológica derivados de datos de patentes y publicaciones científicas. En estos índices, Chile ranquea mucho mejor que en índices de sofisticación basados en exportaciones (respectivamente 26 y 20, comparado con 71 en complejidad de exportaciones).

Pero aún nos falta. Desde principios o mediados de la década pasada, el crecimiento económico en Chile se ha estancado. Esto ha llevado a muchos a apuntarse con el dedo, en un juego de culpas que parece ser más político que técnico. Quizás una perspectiva más pragmática es aceptar que esta década de estancamiento no es la culpa de uno o del otro, y que habría ocurrido sin importar quién está al mando del gobierno. Quizás lo que la economía chilena necesita es empezar a caminar «con dos patas»: la de los recursos naturales, que hasta el momento ha soportado mucho peso, y la del conocimiento, que no es inexistente pero está más débil.

Lo bueno es que en los últimos treinta años hemos aprendido mucho sobre cómo se genera y difunde el conocimiento, y esas son ideas que debemos de a poco incorporar en nuestra política de desarrollo.



***

Aceptemos por un momento que nuestro modelo de desarrollo basado en la exportación de recursos naturales está un poco agotado. No porque no funciona, sino que, por el........

© CIPER Chile