Las sombrías cifras de Volkswagen obligan a su CEO a reorganizarse

Oliver Blume, CEO de Volkswagen, puede estar algo agradecido por los deprimentes resultados de su empresa, que registró una caída interanual del beneficio operativo del 21% entre enero y septiembre. Es posible que Blume confíe en que esto le ayude a impulsar una dolorosa y arriesgada reestructuración de su alicaído negocio en Alemania.

Se enfrenta a los mismos problemas que sus rivales: una demanda de los consumidores que no se ha recuperado de las crisis de la covid y la inflación, así como la lenta y cara transición a los vehículos eléctricos. Volkswagen también tiene algunas peculiaridades que no ayudan, como una alta exposición al ferozmente competitivo mercado chino, y un negocio central de bajo margen crónico en Alemania, donde fabrica sus coches de marca propia.

Blume está abordando agresivamente este punto. Quiere cerrar fábricas e incluso recortar salarios, a fin de conseguir que el margen operativo de la unidad de la marca VW alcance un respetable 6,5%. Que solo fuera del 1,8% en el tercer trimestre refuerza la sensación de que el statu quo no es una opción.

Una reestructuración podría recompensar a los inversores. Supongamos que la división de marca propia puede alcanzar ese 6,5% en 2026. Supondría un beneficio operativo de 5.600 millones de euros, unos 3.000 millones más que lo que prevén los analistas, según Visible Alpha. Una vez deducidos los impuestos, se aplica el múltiplo de 3........

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