Los fabricantes europeos de automóviles piden ayuda para cumplir las normas sobre emisiones de carbono. Los Gobiernos pueden ayudarles con relativa facilidad, pero la cuestión más importante es si están dispuestos a hacer lo necesario para ayudar a alcanzar los ambiciosos objetivos a largo plazo.
La patronal europea de fabricantes de automóviles, ACEA, pidió ayer un “alivio” respecto a los objetivos de emisiones para 2025 (un recorte del 15% respecto a 2021), ya que teme que puedan acarrear multas de “miles de millones”. A primera vista, parece un alegato especial, sobre todo porque los fabricantes estaban bien advertidos.
Pero la culpa no es exclusivamente de las empresas. Uno de los problemas es que las ventas de coches eléctricos están retrocediendo en todo el bloque. Según la ACEA, el porcentaje de vehículos propulsados por baterías cayó en agosto al 14,4% de las ventas, frente al 21% del año anterior. Esto se debe en parte a los altos costes, agravados por las limitadas subvenciones estatales, y a las escasas estaciones de recarga. Los fabricantes tampoco han escatimado a la hora de invertir y electrificar su flota: los gastos de capital se han disparado en los últimos años.
Luca de Meo, que preside el lobby y dirige Renault, ha sugerido que las sanciones podrían alcanzar los 15.000 millones de euros. Una multa de esa magnitud supondría casi el 20% de los beneficios antes de impuestos de Volkswagen, Stellantis, BMW,........