Alemania, antes líder y hoy desesperada, no supera el siglo XXI

Otrora dominante, Alemania está ahora desesperada”, resume el semanario británico The Economist. Absolutamente cierto. En números: los fabricantes de automóviles producen un 6,9% menos que en 2023, el sector de la maquinaria, un 8,5%; y la industria electrónica, el 10,7%. Respecto a 2018, la caída de la producción de coches alcanza el 25%. En otras palabras: el país se sienta en el sillón del psicoanalista. En terapia, tratando de asumir que fue el líder tecnológico del siglo XX, pero se le están escapando de las manos las tecnologías del XXI (TI, baterías, semiconductores, robótica). No solo va de dinero (aun siendo el factor clave), sino de superar estratégicamente la ansiedad que le provoca la nueva geopolítica (marcada por dos gorilas, EE UU y China, según terminología del gran pensador económico Moritz Schularick), que ha cortado las alas a su economía. Alemania, entre la globalización del XXI y la estrategia de de-risking, de minimización de riesgos, respondiendo a Xi Jinping y Trump (Putin es un punto y aparte para Berlín).

El mundo no espera. Las malas noticias se suceden y parece que, ante el desplome de los pilares del bienestar alemán (energía barata y exportar al mundo, sobre todo a China), Alemania haya perdido hasta su futuro industrial. El jefe de la patronal de la industria (BDI), Siegfried Russwurm, advierte de que urge. “No podemos esperar a que el próximo presidente Trump nos imponga aranceles”. Solo un dato de la industria del automóvil: el 75% de los coches fabricados en Alemania se exportó en 2023.

Solo falta que la policrisis alcance el mercado laboral, envidiado hasta ahora por su inmensa capacidad de generar empleo. Los fabricantes de automóviles y sus proveedores han anunciado el recorte de miles de puestos de trabajo. Desde 2017, la producción industrial está estancada. China ha adelantado incluso a su brillante sector de la maquinaria. Y también China tiene que ver con la........

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