Cuando hay liquidez reinan la calma o la euforia

Todo el mundo que ha tenido o tiene algo que ver con los mercados financieros sabe de la importancia de la liquidez en su comportamiento.

A veces, el uso de la palabra liquidez se vuelve ambiguo, ya que puede usarse en dos sentidos bastante diferentes. Uno de ellos (que no es el que nos interesa hoy aquí) es el de que haya liquidez a la hora de comprar un determinado valor, sea este de renta fija o de renta variable. En ese sentido, se habla de la liquidez que tiene un determinado valor como la posibilidad de que se puedan comprar y vender cantidades relativamente altas del valor sin modificar grandemente el precio en el mercado.

De ahí que se diga, por ejemplo, que el mercado de deuda pública de Estados Unidos es el más líquido del mundo porque, en circunstancias normales, absorbe con facilidad la cantidad de títulos que se pongan a la venta, y también absorbe el dinero que se ponga para comprar, sin apenas inmutarse, sin apenas mover el precio. De ahí que los valores líquidos sean, por tanto, los más difíciles de manipular.

A veces, a los mercados líquidos se les llama también mercados profundos: el lenguaje de los mercados está siempre lleno de metáforas, pues, como todo el mundo sabe también, en las aguas profundas es donde mayor volumen de líquido se concentra. De modo que, finalmente, liquidez y volumen de negocio de un determinado valor (o en un determinado mercado) vengan a ser........

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