El triple salto mortal de las cotizaciones de 1,3 millones de asalariados

La Seguridad Social echó mano en diciembre de un préstamo del Estado de 10.000 millones de euros para abonar la paga extraordinaria de Navidad a los más de nueve millones de pensionistas. Ni fue la primera vez, ni será la última: se ha convertido en un vicio recurrente, porque las cuentas hace tiempo que no cuadran, y no todas las reformas del año pasado suman. El triple salto de las cotizaciones sociales aprobado en la primavera proporcionará recursos adicionales muy lentamente, y nunca suficientes para equilibrar las cuentas.

Financiar las pensiones con deuda es tanto como pasar la factura de los gastos de hoy a las generaciones futuras. Pero a fin de cuentas la Seguridad Social es un mecanismo piramidal legal en el que cada cual paga para generar un derecho futuro, pero con cuyas aportaciones financia las prestaciones de los pasivos en el presente. Es como una gran familia en la que cada cotizante hace aportaciones 40 años para que cobre pensión su padre, que ya financió la de su abuelo, con la esperanza de que cuando se retire cobrará su renta con las aportaciones de su hijo. Un ejercicio de solidaridad intergeneracional obligatoria por ley.

El problema surge cuando la generación de los padres empieza a ser aceleradamente más numerosa que la de los hijos, que tienen dificultades para financiar la jubilación de aquellos porque están en minoría y sus contribuciones son más modestas por razones diversas que hemos enumerado cienes de veces. Y la solución que los gestores públicos han ideado es un incremento de las aportaciones individuales muy notable, pero reforzado en las rentas........

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