Retroliberalismo contra capitalismo woke

Se está frenando la lucha contra el cambio climático: gobiernos, empresas y sociedad civil. Desde el entusiasmo inicial, en aquel lejano 1997 cuando se firmó el Protocolo de Kioto, hasta hoy, hemos pasado por el llamado “greenwashing” (lavado de cara, verde) o postureo, hacer que haces, pero sin hacer realmente; por el “greenblaming” (culpar a la regulación medioambiental de los problemas estructurales) exigiendo posponer las medidas apelando al elevado coste que representan para los más desfavorecidos, sean países o sectores sociales como los agricultores europeos en sus últimas movilizaciones; hasta llegar al actual bajar los brazos, incluso negando la evidencia científica, aunque esto signifique aceptar, de manera implícita, lo peor, asociado a una elevación de la temperatura del Planeta cercana a los 3º para mediados de este siglo, que es la hipótesis más probable si no cumplimos con los compromisos adquiridos.

Lo siguiente, en esta línea derrotista, será prepararnos, quien pueda, para resistir los efectos devastadores que este cambio progresivo del clima está provocando ya en el hábitat humano sobre la Tierra (recordemos que el Planeta sobrevivirá, la duda es cuantos de nosotros lo harán y en qué condiciones) y que no solo es perfectamente sabido, sino que tendrá unos costes, materiales y en vidas, que se han calculado varias veces y con distintos métodos con el mismo resultado: no hacer nada es, siempre, peor, que hacer lo necesario para prevenirlo, limitando el ascenso de la temperatura. Los hechos son conocidos: 2023 marcará un nuevo récord en emisiones de CO2, a lo que ha contribuido los........

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