Me voy de vacaciones, con perdón

Recuerdo aquella época en que envidiábamos a Italia porque había conseguido blindarse frente a dos crisis de gobierno al año y que ello, no afectara los cimientos y el rumbo de su economía. Hay quien dice que lo mismo pasa aquí ya: con los políticos encerrados con su único juguete de insulto, descalificación y acusaciones varias, con ayuda de ese poder judicial “independiente” que no se resiste al anonimato, mientras los ciudadanos se enganchan a las sorpresas y saltos televisivos de guion que representan en la escena pública nuestros representantes para retener nuestra atención (para derivarla hacia el voto) mientras, la economía “va bien” como dice Garamendi, el presidente de la CEOE en una entrevista: ni como un cohete, ni tampoco fatal. Va bien (¿recuerdan que con “España va bien” Aznar consiguió su mayoría absoluta?).

Lástima que el momento histórico que estamos viviendo sea de tantos cambios disruptivos y tantas amenazas a los humanos que no hace posible ese aislamiento entre política y economía porque es imprescindible tomar decisiones, con cierta urgencia, que solo puede hacerse desde el ámbito de una política que, si es democrática, debe escuchar a todos y ser capaz de generar consensos y confianza, dos de los asuntos que más carecemos hoy en España.

Por seguir con la citada entrevista, asuntos sobre la mesa que requieren soluciones políticas: reducción de la jornada laboral ¿por imposición política o por pacto social?; baja productividad (mejorar la formación y estimular la inversión en intangibles, junto al tamaño de empresa); reducir la jornada laboral por imposición........

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