Lo llamaron Conferencia de Presidentes, pero no lo fue: en realidad, era otro foco mediático para escenificar la permanente confrontación entre PP y PSOE. Resultado: no se resuelve ninguno de los problemas que afectan a los ciudadanos, las instituciones democráticas se muestran ineficientes para cumplir con sus funciones y, como consecuencia, sube el malestar y crece el populismo. Hasta que los políticos no entiendan esta ecuación simple y continúen encerrados en sus mundos, lanzándose los juguetes a la cabeza, la crisis de la democracia como sistema político seguirá profundizándose y las opciones autocráticas ascenderán.
Si el presidente del Gobierno echó en cara al líder de la oposición en una reciente sesión de control que en todo el tiempo que lo es, ni una solo vez le había preguntado por los problemas reales que preocupan a los españoles, hoy podemos echarle en cara al presidente, como coordinador de la Conferencia, que tampoco él se ha preocupado de que los problemas reales que figuraban en el orden del día estuvieran dispuestos para el debate y su resolución, que solo puede ser pactada. En las últimas semanas, le ha dedicado mucho más tiempo el Gobierno a intentar pactar con sus socios un asunto muy menor, el impuesto a las energéticas, que a intentar resolver los graves problemas que se trataban entre los presidentes, y que solo se puede hacer pactando con las CC AA. Parece que tanto Gobierno como oposición tiran la toalla en la búsqueda de acuerdos transversales y se enrocan en sus respectivas esquinas de........