Una de las serpientes de este verano, sin lugar a dudas, ha sido el acuerdo para una financiación singular de Cataluña pactado entre el PSOE y ERC. Este parte de unos antecedentes que, aunque referidos a una, son aplicables a la práctica mayoría de las Comunidades Autónomas (CC AA): su pretendida infrafinanciación. Se afirma que no se trata de reformar el modelo de financiación común, sino cambiarlo sobre un nuevo paradigma basado en la singularidad y la bilateralidad, de forma que, básicamente:
a) La gestión, recaudación, liquidación e inspección de todos los impuestos soportados en Cataluña (en los que se propone un aumento sustancial, por parte de la Generalitat, de su capacidad normativa), salvo los de naturaleza local, comenzando por el IRPF, pasan de la AEAT a la Agencia Tributaria de Cataluña (ATC), lo que requerirá el traspaso de medios humanos, materiales, económicos y tecnológicos.
b) La aportación catalana a las finanzas del Estado integra la correspondiente al coste de los servicios que este último presta en Cataluña (a través de un porcentaje de participación en los tributos), así como la relativa a la solidaridad (explícita y reflejada de manera transparente). En definitiva, la Generalitat debe contribuir a la solidaridad con las demás CC AA, a fin de que los servicios prestados por los distintos Gobiernos autonómicos a sus ciudadanos puedan alcanzar niveles similares, siempre........