Pekín empuña la mano débil en la II guerra comercial de Trump

“Para mí, la palabra más bonita del diccionario es arancel”, dijo Donald Trump en una entrevista el mes pasado en el Club Económico de Chicago, y añadió: “Es mi palabra favorita”.

Ahora que es presidente electo de Estados Unidos, esa palabra estará en la punta de la lengua de todas las autoridades chinas reunidas en Pekín esta semana para elaborar una estrategia que impulse el lento crecimiento de su economía. Tendrán que tener en cuenta la posibilidad de que Trump cumpla su promesa de imponer un arancel del 60% a todas las exportaciones de la República Popular.

No está claro si los líderes chinos se toman esa amenaza al pie de la letra o como una táctica de negociación; los medios de comunicación estatales han estado inusualmente callados en el periodo previo a estas elecciones estadounidenses. Pero los grupos de expertos de la República Popular advierten de que será mucho más difícil negociar con Trump que durante la anterior guerra comercial. Es una apreciación razonable.

Quizá el principal factor que debilita la posición de China es su incumplimiento de la promesa de comprar 200.000 millones de dólares más en bienes y servicios estadounidenses, según los términos del acuerdo de Fase Uno que puso fin a las subidas de aranceles en enero de 2020 en la primera guerra comercial sino-estadounidense. Esto significa que cualquier nueva promesa que Pekín haga a Washington para desescalar el conflicto tendrá menos peso.

China también es más vulnerable que antes por la decisión de Xi Jinping de redoblar su política........

© Cinco Días