La táctica arancelaria de Trump no tiene por qué tener sentido

Los economistas esperaban que los nuevos aranceles de Donald Trump fueran frenados por el sentido común, pero se equivocaron. El lunes, el presidente electo de Estados Unidos prometió aranceles generalizados del 25% a México y Canadá, culpando a sus vecinos por no detener los flujos de drogas ilícitas e inmigrantes indocumentados a través de sus fronteras. También prometió imponer un nuevo arancel del 10% a China, fabricante de los ingredientes químicos del fentanilo, hasta que se detengan los flujos de este opioide.

Como ejercicio desnudo de poder, la medida es astuta; Trump está cumpliendo su promesa electoral de hacer frente a los flujos de drogas y personas, convirtiendo los problemas en una preocupación corporativa inmediata para las empresas globales. Muchas de ellas contaban con la protección del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá que Trump firmó en 2020, un acuerdo comercial que su nuevo pronunciamiento parece violar. Alrededor de un cuarto de las ventas norteamericanas de la europea Stellantis se hacen en México, y sus pares asiáticos Honda y Toyota también se verán afectados. La surcoreana Samsung también ha aumentado sus inversiones en el país en los últimos años.

Los gravámenes son más del doble del 10% que muchos economistas esperaban que Trump impusiera a la mayoría de los países una vez asuma el cargo el 20 de enero. Esta medida deja claro que el enfoque estadounidense de las relaciones........

© Cinco Días