En los días de vino, rosas y fútbol, huele a pólvora. Altamente incompatibles, Claude y Jeanne, se nutren el espíritu con anhelos vacuos. “Tienes, o debes, no sé, que acudir a un psicólogo. O a una psiquiatra. Conozco a una que atiende en…”. “Ya estamos con la cantinela”, responde Claude airado, “como nunca tienes respuestas ni amores, me deseas con desprecio”. “También podrías dedicarte a vender seguros, dejan mucho margen, o ser conductor de Uber”, asevera Jeanne, impávida.
Parece que se conocieron en una película de Truffaut, pero no: estaban juntos antes del mayo francés, 1968. Y anticiparon, de alguna forma, todo lo que siguió. “Éramos estudiantes en Vincennes, cuando se inició el fraude. Un día Foucault le gritó a Roland Barthes, ese fue el ocaso”. Claude no analiza,........