Casi todo, deportes

Cuando las prácticas deportivas se convirtieron en espectáculos, se perdió el bucle de la inocencia del espíritu olímpico: pasamos a la tragedia griega. Con la llegada de las retransmisiones televisivas, la cuestión no es quién juega sino por cuánto tiempo. O lo que es lo mismo: podíamos vivir en una permanente conexión en directo a un partido de baloncesto o de fútbol como único referente de la realidad. Casi estamos en eso.

Este verano llevamos sobredosis, que se lo digan a la televisión pública que entre Eurocopa de fútbol, tour de Francia y olimpiadas, no les deja hueco a las “pobrecitas” privadas. El día de la ceremonia inaugural olímpica tomábamos nota. Aburrimiento, dispersión, hasta que llegó Nadal, la Piaf y la........

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