Cuando Ulises regresó a Ítaca haciéndose pasar por mendigo para entrar al que hace veinte años había sido su palacio, sólo le reconoció su perro, Argos, que, envejecido por el tiempo y por la espera, acertó a mover la cola varias veces antes de morir.
Y es que no es lo mismo dejar de buscar que dejar de esperar y cuando no podemos despedirnos siempre estamos mirando a una puerta, al mar, o al horizonte.
Este miércoles, Salvamento Marítimo ha abandonado las labores de búsqueda de las 54 personas que naufragaron el pasado 28 de septiembre a seis kilómetros de la costa de El Hierro en la que ya es la peor tragedia migratoria de la ruta canaria. Después de cuatro días rastreando la zona incansablemente, y al tiempo que desde los equipos de rescate se atendían nuevas llegadas de nuevos cayucos, no hay rastro de los cuerpos para poder darles una sepultura digna, como recibieron en la Isla nueve víctimas del mismo naufragio, algunos........