Por siempre un escritor vivo
A propósito del aniversario 120 de uno de los más trascendentales escritores cubanos y del mundo, BOHEMIA rinde homenaje
Locuaz e impenitente conocedor de las artes, Alejo Carpentier Valmont (26 de diciembre de 1904-25 de abril de 1980) legó una obra abarcadora y raigal que desconoció ismos y moldes. Devino figura prominente de la vanguardia estética y el pensamiento en la mayor isla de las Antillas desde una cosmovisión que asimiló y enalteció las culturas cubana, caribeña y latinoamericana.
Reconocido primer cubano en conquistar en 1977 el Premio Miguel de Cervantes, el más importante lauro literario de la lengua castellana, Carpentier descolló como acrisolado musicólogo, promotor cultural, gestor de proyectos editoriales, plásticos y musicales.
Si bien nació en Lausana, Suiza, según consta en varios documentos oficiales, siempre se consideró cubano hasta la médula. Se dice que, en algún momento de su vida, se proclamó oriundo de La Habana, declaración que se presume un ardid para eludir la represión machadista, por la cual podría ser deportado como extranjero no grato.
Fue el primogénito del arquitecto francés Georges Julien Carpentier y la profesora rusa Catherine Balmont o Blagoobrasoff, cuyo apellido en el decurso derivó en el conocido Valmont. Entre los años 1908 y 1909, el matrimonio se instaló en La Habana, pero pocos años después viajó por Francia, Austria y Bélgica; de modo que los primeros estímulos culturales del niño alternaron entre Cuba y Europa.
De sus progenitores recibió una dedicada educación bilingüe (español y francés), esencialmente libresca y orientada hacia la música, la literatura que incentivaron en el retoño su ulterior avidez y afición por las artes en general.
Con solo 7 años ya interpretaba al piano composiciones de Chopin; apenas un adolescente leía a clásicos del relieve de Honorato de Balzac, Emilio Zola y Gustavo Flaubert, entre otros, y a los 13 era capaz de escribir novelas y cuentos, influenciado por las lecturas de Emilio Salgari y Anatole France.
A principios de la década del 20, del pasado siglo, matriculó la carrera de Arquitectura en la universidad de La Habana para continuar el camino profesional de su padre, pero debió abandonarla para buscar empleo y contribuir a sostener el hogar. Entonces vivía en una finca en Loma de Tierra, actual municipio habanero del Cotorro.
Por aquella época,........
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