Hombres para honrar
Arribamos al aniversario 65 de la fundación por Fidel de la escuadra campesina de Los Malagones, embrión de las Milicias Nacionales Revolucionarias
La Cueva de Mesa, perteneciente a la Gran Caverna de Santo Tomás, conformada por amplios salones adornados por esbeltas y bellas columnas naturales, fue testigo de la presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz el 31 de agosto de 1959, mientras realizaba un periplo por el valle de Viñales. Lo acompañaban Celia Sánchez Manduley, el capitán Antonio Núñez Jiménez y otros oficiales del Ejército Rebelde.
En la cueva La Mesa, de la Gran Caverna de Santo Tomás. De izquierda a derecha: Celia Sánchez, el Comandante en Jefe, el comandante Dermidio Escalona, el sargento Guillermo Peña Tamayo, el campesino Alejandro Malagón y el capitán Antonio Núñez Jiménez, el 31 de agosto de 1959. / Miguelito TorrásNúñez Jiménez le presenta a sus amigos Leandro Rodríguez Malagón, Cruz Camacho Ríos y a otros prácticos de la región; lo habían acompañado en la exploración de las grutas de la zona. El Comandante sostiene una amplia conversación con ellos y se interesa por sus familias, la situación del entorno, sus siembras y la nueva escuela ya proyectada.
Malagón expone a Fidel que en la Sierra de Celadas, un grupo de bandidos, guiado por el excabo del ejército de Batista Luis Lara Crespo, aterroriza a los campesinos de la zona. Fidel escucha atentamente al guajiro. Sin dientes y descalzo, cuenta las tropelías del asesino. Sumaban en su haber más de 20 asesinatos, robos y saqueos a la población
El líder de la Revolución plantea la idea de crear una patrulla de campesinos de la zona para ubicar y capturar a los malhechores, por ser conocedores de la región y de varios de los integrantes de la pandilla. Responsabiliza a Núñez Jiménez con la selección del grupo. El capitán le propone que la integren 12 montañeses, el Comandante acepta y se dirige al viejo Malagón quien estaría al frente de la escuadra combativa: “Oye, mañana me traes los otros 11 hombres”
El decidido campesino rememora: “Eran como las cinco de la tarde, y como conocía la disposición de todos, salí a buscarlos por ahí. Donde tropezaba con alguno le decía, sin comunicarle el motivo: ‘Fidel nos hace una invitación a La Habana’”.
Cuando Fidel le esclareció la misión al campesino de 60 años, le expresó: “Malagón, si ustedes triunfan, habrá milicias en Cuba”. Le comunicó además: “Tendrán 90 días para ubicar la banda”.
La legendaria escuadra campesina nacida aquel 31 de agosto la integraron:
Leandro Rodríguez Malagón, el jefe; Cruz Camacho Ríos, el Niño, Alberto Pérez Lledía, Antonio Gómez González, el Negro; Juan Quintín Paz Camacho, Juanito; Hilario Fernández Martínez, Chiche; Jesús Padilla González, José Antonio Álvarez Camacho, Pepe; Gerardo Rodríguez Malagón, el Sordo; José María Lledía Ceballos, Eduardo Serrano Martínez y Juventino Torres Véliz
Aunque sus componentes acordaron llamarse “Patrulla Granma”, a partir de entonces todos les llamaron Los Malagones, en alusión a Leandro Rodríguez Malagón, líder del grupo, y con ese nombre los 12 entraron con paso marcial por la puerta amplia en la historia de Cuba.
En el año 2018, al indagar en el destino de los legendarios milicianos, conocí que uno de sus integrantes, Juan Quintín Paz Camacho, Juanito, aún vivía en la comunidad El Moncada, de Viñales, a poca distancia del sitio donde Fidel los convocó. Al contactarlo, me comunicó la disposición de narrar sus testimonios. En febrero de aquel año, apareció ante mi vista el valle con la cordillera de mogotes, un momento único para escuchar los testimonios de Juanito: era un encuentro con la propia historia.
El campesino devenido miliciano, a sus 82 años y con una memoria asombrosa me narró sus vivencias. En un rincón de su casa campestre, preserva celosamente algunos objetos históricos, entre ellos fotografías de sus valientes compañeros. Me las muestra, enfila la mirada hacia la silueta de las originales montañas, se........
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