Crimen contra la salud y el placer
El arte imita a la vida, una degradada si nuestras mujeres y niñas sufren mutilación genital
Incluso la simple observación de una fotografía del complejo escultórico El éxtasis de Santa Teresa, del artista barroco italiano Gian Lorenzo Bernini (1598-1680), inquieta al colocarnos irremediablemente en las claves interpretativas de la modernidad, provocándonos una interrogante embarazosa, seguro tabú en la época de su develación. ¿Estamos ante una escena de placer carnal o a una profunda vivencia religiosa?
La experiencia personal de la monja carmelita Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada, en la que a través de la transverberación, ocurre la “unión íntima” con Dios, lleva una larga carrera de especulaciones: el psiquiatra Jacques Lacan la identifica con los síntomas de un orgasmo femenino, Sigmund Freud la asocia a la histeria. Y la organización benéfica británica Wellcome Trust publica un estudio del neurólogo Esteban García-Albea que asegura se trató de un ataque de epilepsia extática, causante de alucinaciones multisensoriales, idénticas a las de Juana de Arco.
Lejos está el texto de pretender herir la sensibilidad de los devotos en relación con tan prominente figura dentro de la Iglesia católica. Hemos escogido la monumental pieza de Bernini para ilustrar los muchos prejuicios alrededor de una inmersión profunda en las aguas de las emociones intensas. Bien sea enfermedad, concentración mística u orgasmo, las mujeres seguimos siendo enjuiciadas, analizadas y, lo que es peor, mutiladas físicamente para evitar nos mostremos en toda nuestra plenitud y felicidad. Más allá de hipótesis y especulaciones acerca de lo ocurrido a Teresa de Ávila (fue esa la ciudad española en que nació), lo cierto es que a la altura del siglo XXI se sigue con la distorsión enfermiza de un regalo de la naturaleza y la evolución biológica dada a las mujeres: la alta y múltiple capacidad de vivir el placer. En “venganza”, la sociedad machista aun despoja a mujeres y a niñas de las partes más íntimas del cuerpo, sus zonas erógenas.
Cientos de miles, cual sombras, cargan el silencioso trauma incluso desde edades muy tempranas. La mutilación genital femenina (MGF) es milenaria práctica, ejercida en los últimos 10 años contra 200 millones de niñas y mujeres. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) calcularon que alrededor de 4.4 millones de niñas (más de 12 000 casos diarios) serán en 2025 “honradas” con el despojo de una característica netamente femenina bajo justificaciones ignorantes: “evitar sean malas madres; o sea, despojadas de herencias”, “evitar sean putas”, “mantenerlas puras”.
Foto de 2016, de Unicef, que muestra la cuchilla utilizada por una curandera etíope para la ablación genital. / publico.esEsfuerzos de erradicación
En un número considerable de pueblos y regiones del planeta, el clítoris y la vulva son tan peligrosos como el diablo, y quienes no se sometan a la ablación o la disminución de los labios genitales provocará enormes penurias y las peores maldiciones a una comunidad, familia y a la persona misma. Como fenómeno social vigente en nuestra época, en 2012 la Asamblea General de la ONU escogió el 6 de febrero como Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina. Además de llevar........
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