Un vivo tan vivo entre los muertos
A finales de 1997 pude hablar en la selva boliviana con el hijo de 11 años de la mujer mencionada por el Che en su Diario de Campaña, el 7 de octubre de 1967
Al Che, con la pierna herida, lo hicieron caminar más de dos leguas hasta la escuelita de La Higuera donde lo asesinaron. / Autor no identificadoDel inolvidable recorrido representando al semanario Trabajadores por los campamentos del comandante Ernesto Guevara y mi estadía en la Quebrada del Yuro, La Higuera y otros sitios memorables en Bolivia, no redacté ningún trabajo y la hermosa experiencia la mantuve inédita hasta 2014.
Ahora puedo contar muchas cosas dejadas en mi agenda sobre aquel periplo, gracias al encuentro casual y grato con un niño boliviano de importancia excepcional y escuchar sus testimonios familiares recordando al Che. Aquel niño de la selva recóndita y hostil, llamado Rosario, si ha podido seguir viviendo, ya tiene 28 años. Desconocemos su paradero actual, pero reproducimos una parte de su testimonio y la foto que le tomamos.
Él hoy sigue siendo para mí una verdadera excepción, pues se trata del hijo de la mujer “medio enana”, citada hace 57 años en los apuntes íntimos del comandante médico argentino y en la última página que pudo escribir en su célebre Diario de Campaña en Bolivia.
Recuerdo, no obstante, el tiempo transcurrido, nuestra partida el miércoles 8 de octubre de aquel 1997, a las seis de la mañana, rumbo a los principales campamentos guevarianos. Dormimos a solo unos metros de la pobre y desvencijada escuelita de La Higuera, dentro de un saco de lona y nailon, acostados en el suelo, protegidos ante el posible asedio de la vinchuca, insecto causante del temible Mal de Chagas, enfermedad generalmente mortal.
Evocamos ahora la tremenda sequía, en sudorosa caminata rumbo a la ya histórica Quebrada del Yuro. Abrupta selva. Luego, en el lugar llamado Zona del Batán, de nuevo las piedras, un montón de ellas recordaban la emboscada donde cayeron varios hombres de la guerrilla, una suerte de monumento rústico y sentimental, costumbre campesina boliviana.
Este era el niño Rosario, hijo de la “medio enana”........© Bohemia
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