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Nidos prematuros

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26.01.2025

Cuando la adolescencia se vuelve madre, asumir la crianza de los bebés no es un lecho de rosas. Muchos deben de contribuir a la preparación de esas niñas y jóvenes para enfrentar, lo mejor posible,el peso dejado por la cigüeña

Segunda parte del texto El peso de la cigüeña

Infografía: Tania Rendón / Imagen: IA

Yaquelín se despedía de un año académico que había culminado con esfuerzo. A sus 17 años finalizó el primer curso de técnico medio en Explotación del Transporte con la idea de ingresar a la universidad para estudiar ingeniería. Pero aquella ilusión se tornó difícil cuando, durante las vacaciones, se enamoró de Carlitos, un chico carismático de décimo grado.

No era la primera vez que conocía la impetuosidad de la pasión; había tenido otras parejas y utilizado el aborto como método de control de su fertilidad, un enfoque que, aunque peligroso, parecía darle cierto sosiego. Sin embargo, el sexo desprotegido la llevó a un embarazo que, por múltiples razones, fue imposible interrumpirse.

La noticia debería haber traído felicidad, pero el rechazo del novio y su familia, alegando que ella no se cuidó, fue otro golpe que la hizo sentirse más sola. Su madre, Victoria, pese a estar en desacuerdo con las decisiones de la hija, le ofreció constante apoyo en medio del torbellino emocional.

El nacimiento de Richard representó un giro para Yaquelín. Mientras el pequeño abría los ojos al mundo, entendía que las responsabilidades se multiplicaban. Con la urgencia de aportar al hogar, Victoria asumió la tarea de sostén económico. La joven, a duras penas, había terminado el primer año; trató de continuar, pero, ¿quién le cuidaba al niño?

Aún desubicada por la transformación radical de su vida, no se planteó buscar alternativas a su alrededor, como acudir a la Casa de Orientación de la........

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