Meritocracia: cuando el esfuerzo deja de alcanzar y la rabia vota

Personas que estudiaron, se endeudaron, trabajaron sin descanso y aun así no logran estabilidad ni reconocimiento comienzan a sentir que el sistema está arreglado en su contra. Esa rabia no siempre se transforma en una demanda de justicia social. Muchas veces es capturada por discursos autoritarios.

La meritocracia ha sido, durante décadas, una de las promesas más repetidas del modelo chileno. “El que se esfuerza llega”, “las oportunidades están ahí”, “el mérito siempre se reconoce”. Sin embargo, basta con observar la estructura social real para constatar que esa promesa no solo es falsa, sino también peligrosa. Porque cuando se exige mérito en condiciones profundamente desiguales, lo que se produce no es justicia, sino frustración social. Y esa frustración, hoy, está teniendo consecuencias políticas concretas.

La meritocracia no es neutral. Tal como advierten los estudios críticos, el mérito es una construcción social situada, definida por criterios que dependen del contexto histórico, económico y cultural

No todas las personas parten desde el mismo lugar ni acceden a la misma educación, a las mismas redes, al mismo capital cultural o al mismo tiempo disponible para “esforzarse”. Aun así, el sistema evalúa como........

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