El 58% no es un cheque en blanco

La paradoja es evidente: el mismo resultado que fortalece al presidente entrante es el que reduce su margen para fallar.

El 58% obtenido por José Antonio Kast en la segunda vuelta no es solo un resultado holgado; es un mandato político de alta intensidad.

En términos comparados, se trata de una de las victorias más amplias desde el retorno a la democracia, y eso redefine desde el primer día las expectativas sobre su gobierno. No hay aquí margen para interpretaciones defensivas ni para lecturas minimalistas: el país entregó una señal clara, y esa señal activa una cuenta regresiva inmediata para cumplir lo prometido en campaña.

Desde la ciencia política, el tamaño de la victoria importa porque condiciona la gobernabilidad, el margen de maniobra y el tipo de liderazgo esperado. Un triunfo estrecho habilita gobiernos cautelosos, orientados a administrar equilibrios. Un triunfo amplio, en cambio, eleva el umbral de exigencia.

El 58% no solo legitima al presidente electo; acota su espacio........

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