Acompañada...pero sola: el duelo silencioso de miles de mujeres

No todas las soledades ocurren cuando estás sola. Hay mujeres que conviven con alguien todos los días, pero duermen y sienten como si vivieran solas. No faltan gestos prácticos: falta intimidad, mirada, presencia emocional. Este texto explora el duelo que muchas viven dentro de la relación, mucho antes de atreverse a dejarla. Porque hay mujeres que aman en silencio mientras mueren por dentro.

Hay separaciones que estallan en un portazo o en un mensaje que nadie debía ver. Pero otras ocurren en silencio, sin un gran quiebre, sin drama visible. Son las separaciones lentas, esas que pasan mientras siguen compartiendo cama, llaves y cuentas, pero ya no comparten el alma. La mujer sigue ahí, funcionando, pero por dentro se deshace sin que nadie lo note.

Muchos creen que el problema es que “no se conversa”. Pero el verdadero conflicto es otro: la falta de resolución emocional. Cuando una intenta hablar de algo importante y la respuesta es un “después”, un silencio incómodo o una evasión que deja todo suspendido, no es falta de interés: es evitación afectiva. Y esa evitación es como vivir con alguien que teme tus emociones, que se esconde de tu intensidad, que se acurruca detrás de la rutina para no tener que mirarte de verdad.

Mientras tanto, por fuera todo sigue funcionando. Las cuentas se pagan, las tareas se reparten, la casa se mantiene en pie. Pero lo que realmente agota no está en lo práctico: está en la carga emocional que una lleva a cuestas.

Interpretar silencios, anticipar enojos, suavizar tensiones, regular el clima interno para que la casa no explote. La mujer se convierte en........

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