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La fallida compra de la residencia de Salvador Allende por parte de la izquierda frenteamplista ha generado controversia en Chile. En un intento por convertirla en un museo, se reveló que una de las vendedoras era la ministra de Defensa y nieta del ex Presidente, Maya Fernández, lo cual violaba la ley al celebrar contratos con el Estado. La transacción tuvo que ser detenida, y la ministra de Bienes Nacionales, Marcela Sandoval, renunció. Este episodio expone la inexperiencia del Frente Amplio, acusado de intentar imponer un modelo cubano-chavista. Además, la compra incluía la casa de Patricio Aylwin, lo que generó críticas por su costo y propósitos ideológicos. Se cuestiona si el Estado debería adquirir todas las viviendas de ex Presidentes, mientras el país enfrenta problemas sociales y la gestión del gobierno es cuestionada. Se insta a revelar las verdaderas intenciones detrás de estas acciones, desenmascarando a la izquierda radical.

Este gobierno, en su infinita mediocridad, no termina de sorprender a los chilenos. Ahora la chapucería estuvo marcada por otro gustito ideológico que pretendió darse la izquierda frenteamplista al anunciar que estaba en proceso de compra la residencia de Salvador Allende para convertirla en un museo y así rendirle culto a un presidente que destruyó Chile y dividió profundamente al país, vulnerando los principios elementales de la democracia.

Pero en esa transacción, que se pretendía hacer con recursos de todos los chilenos, había un pequeño detalle: una de las vendedoras de la morada era nada menos que la ministra de Defensa y nieta del exPresidente, Maya Fernández. Vaya, vaya, parece que nadie en La Moneda advirtió que se estaba vulnerando de forma flagrante la ley, ya que una ministra de Estado no puede celebrar........

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