La reciente contienda electoral ha dejado al descubierto un vacío ideológico profundo y estructural en la derecha chilena, uno que no puede disimularse con la presencia de candidatos estridentes ni figuras mediáticas de turno. Este vacío se ha puesto en evidencia no solo por los resultados de las urnas, sino también por las respuestas desatinadas y los discursos grandilocuentes que parecieran evadir cualquier autocrítica.
Marcela Cubillos y la libertad
El primer caso paradigmático es lo sucedido en Las Condes. ¿Cómo es posible que una de las líderes más visibles del sector, con credenciales que hasta hace poco la proyectaban como una posible candidata presidencial, haya perdido en esa comuna?
La reacción ciudadana frente al sueldo millonario de 17 millones de pesos que la candidata recibía en la Universidad San Sebastián fue contundente. En lugar de ofrecer una explicación sensata, Cubillos optó por una postura confrontacional: destacó que pagaba altos impuestos, se enorgulleció de su trabajo y se mostró abiertamente molesta por las preguntas de la prensa. La respuesta no solo careció de empatía, sino que reveló una desconexión preocupante con las sensibilidades de una ciudadanía que exige transparencia y justicia.
Muchos en su sector salieron en su defensa apelando a un concepto fundamental para la derecha: la libertad.
Desde distintos paneles de discusión, figuras del sector invocaron la libertad de mercado para justificar tanto el modelo de las universidades privadas como el salario de la candidata, argumentando que este acuerdo entre privados era intocable. Sin embargo, esta respuesta – cargada de condescendencia – subestimó la inteligencia y el malestar de los votantes.
Chile Vamos asumió, erróneamente, que Las Condes seguiría siendo un........