Vivanco, la pieza; Vivanco, la crisis

Ángela Vivanco es el nombre que ha tomado esta crisis en esta semana. La danza de nombres seguirá, pero la claridad del camino a seguir no parece bosquejarse aún.

Si bien el Poder Judicial no es el símbolo ni la base operacional del estado moderno, la palabra ‘justicia’, por más procedimental que sea, vincula a la ciudadanía con una expectativa de verdad sustantiva, una esperanza de confianza en un sistema cuyo poder es enorme y que, por tanto, requiere la responsabilidad y los debidos contrapesos.

El poder judicial no solo administra la aplicación de la ley y sus sanciones, también encarna la necesidad de justicia de una nación. Y esa necesidad es el lugar más profundo de la experiencia social. Cicerón decía que la justicia es la lealtad en los tratos y palabras.

El caso de Ángela Vivanco supone un cuestionamiento del pacto social en Chile y el horror ciudadano de observar un sistema y gobiernos que pueden no estar dotando de garantías básicas.

Todo esto se puede observar si hacemos el ejercicio de comprender cuál es la posición de Ángela Vivanco en el tablero del juego de poderes que se expresan en el caso Hermosilla. La comprensión de la relación y la forma de organización que se desprende en el vínculo entre ambos profesionales es una ilustración prístina de cómo el estado puede convertirse en un sistema operativo para fines particulares, violentando gravemente los derechos de quienes constituyen el estado como miembros de la sociedad que lo crea.

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Análisis de Ángela Vivanco como pieza en el tablero

Hay piezas tácticas (Leonarda Villalobos) y hay piezas estratégicas (Ángela Vivanco). Luis Hermosilla bien sabía de esa diferencia.

El trabajo más pedestre, aunque clave, era el pago de sobornos que hacía Villalobos para facilitar los objetivos de los clientes del estudio de Hermosilla. Pero Ángela Vivanco es un caso especial, pues en este caso Hermosilla necesitaba una gestión de alta sofisticación: modificar las probabilidades de éxito de causas estratégicas.

La evidencia es muy clara: Villalobos era una jugadora fundamental para los intereses monetarios de actores del mundo privado. Su rol era producir dinero. En el caso de Vivanco la evidencia demuestra que su tarea era más importante: su rol era producir poder para Hermosilla.

Como resulta evidente por la velocidad en que la Corte Suprema abrió el cuaderno de remoción, las dudas sobre la conducta de Vivanco eran un comentario soterrado. Lo que la mantenía protegida era la imputación de poder asociada.

Lo más grave es que la mayor parte de las causas por las que la Corte Suprema abre el proceso de remoción están asociadas a violentar los fundamentos del estado de derecho. Para decirlo en simple, el pagarle a un funcionario público por un servicio ilegal es muy grave, pero la violación del estado de derecho y sus sanciones es un asunto que está siempre sobre la mesa del funcionamiento estatal.

Muy diferente es el caso de aprovechar la posición obtenida en el poder judicial para alterar toda la cadena operacional de un poder del Estado, colonizándolo desde otro. Esto es gravísimo.

Ángela Vivanco no solo favoreció nombramientos, no solo habría ocupado mecanismos subrepticios para generar escenarios a favor de clientes, no solo influyó hacia el poder ejecutivo para nombramientos de jueces afines a su........

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