El frenteamplismo y el piñerismo: no solo de corrupción muere la política

¿Quién es hoy Gabriel Boric? ¿Quién es hoy Sebastián Piñera? Los dos últimos presidentes de Chile muestran, en el resumen de un lustro, un ancho de banda en sus dichos incompatible con la razón. Todo en ellos se ha consolidado como contradicción.

Sebatián Piñera pasó del oasis a la guerra en trece días en octubre del año 2019. Esto ocurrió entre el 8 de octubre y el 21 de octubre de 2019. Pero el 22 de octubre, un día después de declarar la guerra, hizo un mea culpa y declaró que era verdadero que los problemas se acumulaban desde hacía décadas y que los distintos gobiernos “no fueron ni fuimos capaces de reconocer esta situación en toda su magnitud”.

Este reconocimiento fue borrado cuatro años después cuando el expresidente, sin ningún nuevo dato, declaró que el estallido había sido “un golpe de Estado no tradicional”.

La tesis de los problemas sociales se olvidó y cómodamente se guardó en un cajón. Mientras para la televisión se jugó a la impostura, culpando a la oposición de los errores propios y a una trama internacional indemostrable de la causa del estallido.

Gabriel Boric pasó de ‘avisar’ a Sebastián Piñera que no descansaría hasta ponerlo ante los tribunales por violaciones a los derechos humanos, a declararlo un indiscutible demócrata que ayudó a construir grandes acuerdos.

Y pasó de renegar de los tratados de libre comercio a apoyarlos, de proteger la industria nacional a dejarla vivir o morir según las leyes del mercado internacional, y de luchar por la educación pública a mirarla de soslayo a la hora de gestionar su gobierno.

La historia política de Gabriel Boric se resume en un ejercicio de la diputación que está en las antípodas de su ejercicio presidencial.

Sebastián Piñera y el “piñerismo”

El ‘ancho’ de los dichos de ambos mandatarios es insoportable, en tanto no hay forma de sostener todos esos dichos a la vez.

Ni siquiera son razonables como el ejercicio pragmático del discurso político y su necesaria fluidez.

Pero el punto ni siquiera está en lo señalado, el punto que pretendo destacar reside en un lugar mucho peor. Y es que los líderes son lo que son, en tanto existe detrás de ellos un sector, un mundo, una lógica, unas prácticas, una forma de vida que se plasma en los proyectos que inspiran a los países.

Sebastián Piñera logró articular el piñerismo. Dicha entidad nunca tuvo ni tendrá bordes concretos, ya que las habilidades políticas del líder (de Piñera) resultaban contradictorias: extraordinario en la táctica y limitado en la estrategia.

Iba seis jugadas adelante, pero había un error de fundamento en la primera.

Chile sería protagonista del mundo, tendría la APEC, la COP25, la final de la Copa Libertadores, convencería a Bolsonaro de no destruir la Amazonía, derrocaría a Maduro, sería un bastión de la democracia.

Pero Piñera no podía ver que los hogares no estaban en el oasis.

Nunca miró la encuesta de presupuestos familiares, nunca le importó si en las casas se llegaba a fin de........

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