El descalabro de Macaya: un manual de incompetencia política

ahora habrá que hacer el seguimiento de si esos errores toman forma de una catástrofe para su sector o si serán daños limitados. En esto, es parte de lo que hemos visto, juega un rol el azar. Lo que es claro es que Macaya fue a chapotear justo al charco donde alguna vez la derecha agonizó: el concepto de abuso y el de privilegios.

Javier Macaya nos ha entregado un largo listado de defectos y errores en los últimos meses. Han sido faltas tanto en lo humano como en lo político. Me siento lejos de aquellas personas que, en prensa, hacen alusión a la dimensión humana con la simple información que se mueve en el espacio público. Prefiero utilizar el espacio que me permite algún medio, en este caso BioBioChile, para dar cuenta de asuntos en los que me siento capacitado para el análisis por sobre los criterios y descriterios de la opinión personal.

Pero todo tiene un límite y no está demás dejar establecido que la conducta de Javier Macaya ha sido lamentable en lo humano. A su favor solo podrá argumentar algo tan sencillo como cierto: el principal afectado de sus acciones ha sido él mismo.

Por supuesto, hay más afectados: los militantes del partido que presidía, su familia y, sobre todo y más grave, las víctimas de los abusos de su padre, a quienes la conversión de este tema en un asunto nacional evidentemente les significó un agravio extra y una revictimización.

Es cierto que ha de ser traumático y espantoso, como hijo, enfrentarse con la disputa entre apoyar al padre en un momento difícil, por un lado; y participar de la idea de justicia más básica (no digo la legal) que nos hace observar la responsabilidad de los adultos cuando han atacado (en este caso sexualmente) a menores.

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Desde lo humano y desde lo político

Ante el dilema hay dos (o quizás tres) responsabilidades que definir: la responsabilidad como humano y la responsabilidad como líder político.

Respecto a la dimensión humana, es comprensible que un hijo acepte el calvario de acompañar a su padre (en grave falta) para que no esté solo. Es la hermana de Raskolnikov en “Crimen y Castigo”, acompañando al pecador, pero tratando de ayudarlo a redimirse desde el arrepentimiento. Y es humano buscar todas las causales que puedan ayudar a reducir las penas. Pero no se basa en nuestro principio de humanidad pretender denostar a las víctimas y mantener una postura ambigua respecto a los hechos de fondo, minimizando el daño causado.

Por supuesto, le negación existe. Tratar de hacer operar un mecanismo de defensa que permita evitar reconocer la realidad de un dolor, es algo existente. Pero, hay que decirlo nuevamente, eso no exime a Javier Macaya de haber sobrepasado numerosos criterios de corrección normativa.

He tratado de ser conciso en el juicio sobre lo humano del caso Macaya a la hora de referirnos al líder político que se involucró en él, señor Javier Macaya. Lo he hecho por las razones antes expuestas. Sin embargo, volveremos a este punto de otro modo luego.

Ahora nos pondremos en la ruta de las graves faltas políticas de Javier Macaya. Varias han sido mencionadas latamente en la discusión pública, por lo que simplemente las reseñaré.

1) Faltas como autoridad nacional

El señor Macaya es un senador de la república, una altísima autoridad que debe participar en el esfuerzo de garantizar la existencia de un estado de derecho en Chile. Al respecto, aun cuando él ha dicho que “como senador y como abogado, se deben respetar las decisiones de los tribunales”, también ha hecho declaraciones sobre el caso de su padre que están en el límite, si acaso más allá, del estado de derecho. Al respecto, ha dicho:

a. Que las pruebas clave del juicio eran ilegítimas (grabaciones sin consentimiento, “bastante editadas”).
b. Que la presunción de inocencia debe regir incluso si hay sentencias judiciales.
c. Ha acusado ‘falsedades’ cometidas por otras autoridades, refiriendo a alocuciones de la ministra Orellana.
d. Ha llamado en dos ocasiones al Defensor de la Niñez.
e. Hace permanentes y extensas alocuciones en prensa sobre el caso de su padre. Cuando señala que sabe positivamente que el caso es falso porque tiene todos los antecedentes, no solo emite una opinión, sino que la divulga en prensa, insinuando errores graves del proceso. Como ciudadano puede hacerlo, pero como autoridad política no.

El Senado de la República, al que pertenece, toma decisiones sobre miembros de tribunales, fiscalía y en toda una gama de cargos públicos involucrados en la administración de justicia.

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