El 18 de octubre de Gabriel Boric

Los nuevos líderes han caído en la misma fecha que antes cayeron los viejos líderes. Otra vez un 18 de octubre, otra vez las palabras son un enemigo poderoso e implacable en el palacio de gobierno.

Gabriel Boric ha sido, desde sus primeros años en la política, una figura que genera constantes debates. Proveniente de los movimientos estudiantiles, encarnaba la esperanza de una política renovada, basada en principios firmes, un compromiso social profundo y una vocación por la justicia y la transparencia.

Representó fundamentalmente las demandas en derechos sociales (educación, salud, pensiones), la defensa de los trabajadores, la crítica a las elites políticas y su verticalidad, una crítica radical a las instituciones y a las estructuras partidarias no oxigenadas por el contexto, un discurso feminista y una reivindicación de la protesta.

Sin embargo, su ascenso a la presidencia y su ejercicio del poder han estado marcados por un fenómeno no infrecuente: una creciente empatía con los anteriores líderes, una conversión, una especie de conciencia de clase de quienes han tenido el timón de Chile en sus manos.

En resumen, ya nos hemos acostumbrados a apreciar y disculpar la contradicción entre su pasado militante y su presente como jefe de Estado. Hay quienes lo ven como un aprendizaje, un ejercicio de madurez; otros ven una contradicción o una traición; y otros lo ven como el pragmatismo para sobrevivir a un clima tempestuoso. Se ha dicho entonces que el principal contradictor del Presidente Boric es un diputado… el diputado Boric.

Gabriel Boric: una activa contradicción en vivo

El viernes 18 de octubre el presidente Boric pasó de la diferencia argumental de acuerdo al eje temporal (Boric del pasado y Boric del presente), a la diferencia argumental en un mismo momento. Y es que en una sola alocución (larga eso sí), fue notoriamente contradictorio sobre los hechos y sobre las acciones del gobierno.

En el camino, no solo dejó en evidencia la protección que ha recibido el denunciado, sino que además maltrató a una funcionaria de su área de prensa que, por cierto, intentaba infructuosamente detener la hemorragia política que el Presidente confundió con heroísmo. Y es que el Presidente parece haber olvidado la variable que separa radicalmente a un mártir de un héroe.

Fue así como Gabriel Boric se recetó un acto de transparencia y se plantó temerariamente frente a la prensa para afrontar el examen, tanto de ella como del país, respecto a la denuncia de abuso sexual y violación (contra una funcionaria de gobierno además) contra el subsecretario del Ministerio de Interior, señor Manuel Monsalve.

Entonces, de pronto, la contradicción entre el pasado y el presente del presidente (entre el diputado y el Presidente), de pronto se convirtió en una activa contradicción en vivo, en los cincuenta y tantos minutos de alocución y de extenuarse recibiendo todas las preguntas.

El Presidente vio en su gesto un acto de transparencia, mientras confesaba sin saberlo la existencia de una eventual obstrucción a la investigación. Fue así que durante un largo preciso una mano de Boric no supo lo que hacía la otra, exponiendo un grave conflicto entre principios, hechos y acciones, y amenazando con hundir su gobierno en una crisis sin precedentes.

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El caso Monsalve: contradicciones y mentiras

No es primera vez que las contradicciones del presidente Gabriel Boric se manifiestan en forma clara: ha defendido políticas de austeridad mientras impulsa programas de gasto social ambiciosos, ha criticado el uso de la fuerza policial para luego defender el actuar de las fuerzas de seguridad, y ha prometido transparencia solo para verse envuelto en acusaciones de falta de claridad en su administración.

Pero el caso Monsalve porta una carga particular, una carga en forma de estallido. Y ello está basado ya no en forma de contradicciones de opiniones y valoraciones, sino en relación a hechos, donde una contradicción manifiesta una mentira.

El caso del subsecretario Monsalve, acusado de delitos sexuales, es particularmente grave no solo por la naturaleza de la acusación, sino también por la forma en que el gobierno ha manejado la situación. Las contradicciones entre las declaraciones de Boric, su vocera Camila Vallejo, y las acciones del gobierno, han generado inevitables sospechas en su administración.

He aquí las principales discrepancias de hechos

1. El Presidente Boric ha declarado su compromiso con la transparencia en el caso Monsalve. Sin embargo, la verdad es que todo ha sido postureo e impostura. Los hechos que se narran a continuación son contundentes para demostrar que la transparencia es simplemente un discurso.

2. Uno de los primeros puntos de tensión radica en los tiempos. Mientras que la vocera Vallejo aseguró que el presidente había evaluado la renuncia........

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