Desde el advenimiento de la Revolución en 1959, Cuba ha hecho del desarrollo del deporte una prioridad nacional, convirtiéndose en referencia planetaria.
Antes de 1959, Cuba presentaba un modesto balance de cinco medallas olímpicas, entre las cuales cuatro de oro, conseguidas en Paris en 1900, en San Luis en 1904 y en Londres en 1948. En esa época, el deporte estaba lejos de ser una prioridad gubernamental y las raras infraestructuras presentes en la isla estaban concentradas sobre todo en la capital y reservadas a la burguesía. La inmensa mayoría de la población estaba así excluida de todo acceso a una práctica deportiva.
Con la llegada de Fidel Castro al poder, el gobierno revolucionario adoptó una política nacional de inclusión social universalizando el acceso a la educación, a la salud, a la cultura, a la recreación y al deporte. En 1961, nació el Instituto Nacional del Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) y se lanzó un programa de desarrollo del deporte a la escala del país, con una política de detección de los mejores talentos. Se construyeron infraestructuras públicas y gratuitas, accesibles a todos, en todo el territorio nacional y la educación física se enseñó en cada establecimiento escolar de la misma forma que cualquier otra asignatura. El deporte se convirtió entonces en un derecho del pueblo y dejó de ser un privilegio reservado a una minoría.
En 1962, Cuba tomó la decisión política del espíritu olímpico prohibiendo el deporte profesional, gangrenado por el dinero, y consiguió resultados espectaculares. Tras los balances discretos de los Juegos de Tokio de 1964 (1 medalla de plata) y de........