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El Amor y Marx

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21.09.2024

Hay dos tipos de personas que hacen mucho daño a la humanidad: los engreídos y soberbios que ven en los títulos nobiliarios su única razón de existencia, amasando grandes fortunas que la vida biológica no les permitirá disfrutar; y los que carecen de las emociones y sensibilidad que da el verdadero amor para compartirlo con sus semejantes y crecer con ellos de manera permanente y trascendental.

El referente más hermoso y grande que la humanidad tiene del amor, es la presencia de la intencionalidad desde lo espiritual y lo físico, que se hace y se transforma en la medida que es correspondido, cuidado y respetado. No puede existir nada que no gravite entorno del amor, es impensable ser un buen ciudadano sino se expresa amor a la vida, a la los seres que nos contagian de esperanza y nos reafirman la fe y la grandeza de existir más allá de cualquier vicisitud o circunstancia.

Decía el físico alemán Albert Einstein (siglo XX), en una misiva enviada a su hija Lieserl, que por favor sirviera ella de difusora de la verdadera razón de la existencia humana que es el amor. Argumentaba Einstein que hay una energía extremadamente poderosa, para la que, hasta ahora, la ciencia no ha encontrado una explicación formal; es una fuerza, le relata, que incluye y gobierna a todas las otras y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo, y que aún no ha sido identificada por nosotros. Peor aún, ha sido vilipendiada, burlada y despreciada por muchos científicos y médicos del mundo. Esta fuerza universal es el amor.

Einstein le recalcaba a su hija que los científicos estaban en una búsqueda permanente por una teoría unificada del universo, y ha sido tan inmensa esa búsqueda que han revisado hasta debajo de las piedras pero olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas: el amor, que es la luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. Puntualiza Einstein, el amor es gravedad, porque hace que las personas se sientan atraídas por otras. El amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor, continúa el científico escribiéndole tiernamente a su hija, revela y desvela y se vive y muere por él. El temor, el mal humor, la ira, la ofensa y la venganza son actitudes contra el amor. El amor es Dios y Dios es amor. La astucia, la sagacidad, la picardía y la habilidad con el manejo de la maldad no es inteligencia; ésta no es humana, es divina, porque solamente funciona cuando contiene amor.

Otro alcance de Einstein en su misiva, es que alcanza explicar el amor con su propia y complicada teoría física, diciéndole a su hija: "para dar visibilidad al amor he hecho una simple sustitución en mi ecuación más celebre; si en lugar de EC=Mc2 aceptamos que la energía para sanar al mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión que el amor es la fuerza más poderosa que existe porque no tiene límites…(No) estamos preparados para fabricar una bomba de amor; un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asola al planeta"; pero cada persona lleva en su interior una llama incandescente y poderosa que genera amor y cuya energía espera ser liberada. Advierta el lector la capacidad del científico para explicar el amor a su joven hija a través de la teoría de la relatividad, y adaptarla a su mentalidad.

Einstein cierra su misiva diciéndole a su hija Lieserl: "Me duele mucho hija, que no haya sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida; quizás sea demasiado tarde para pedir perdón, pero todo es relativo y necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado a mi última respuesta; sólo por amor será salvado el amor".

Valga acercarnos, desde esta perspectiva de Einstein, a las sabias ideas que Karl Marx, en su siglo XIX, alcanzó develar acerca del "amor". Marx reflexionó sobre el amor en el contexto de las relaciones sociales y económicas de su tiempo, abordándolo como un fenómeno social más que como una experiencia puramente individual o mística; a lo largo de su obra, Marx argumentó que el amor, al igual que otras relaciones humanas, puede ser "invertido, cosificado y........

© Aporrea


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