El desmadre
En el año nuevo que inicia, se profundiza el desmadre del gobierno de cara al 10 de enero. Pareciera no haber límites, ni reglas, ni siquiera el marco legal o constitucional del país, que pueda poner freno al "desenfreno" de su actuación. Se impone la máxima de "aquí se hace lo que yo diga" o más claro aún, "lo que a mi me da la gana". Mala señal, el país se desliza velozmente hacia una crisis aún peor que la vivida en este terrible período del madurismo.
El 2024 estuvo signado por lo sucedido el 28 de julio y el fracaso del gobierno en ganar la legitimidad perdida, donde los "expertos" políticos de su entorno convencieron a maduro de hacer unas elecciones relámpago, algo así como un Blitzkrieg: adelantaron la fecha de votación, secuestraron partidos y tarjetas electorales, inhabilitaron a sus posibles contendores —del chavismo y la oposición—, impidieron el voto en el exterior, cambiaron los centros electorales y, aun así, el pueblo se expresó mayoritariamente en su contra.
Las manifestaciones de rechazo al gobierno, durante el breve periodo de campaña electoral, se produjeron en todo el país con contundencia inocultable, siendo notable en aquellas regiones y circuitos electorales tradicionalmente chavistas. Todo le salió mal, en un erróneo cálculo de "expertos" desconectados de la realidad; como dirían en la calle: "vinieron por lana y salieron trasquilados".
Luego, vino el fraude electoral, con Elvis Amoroso al frente del CNE. Un proceso de totalización confiscado, violacion de la Ley electoral, las actas desaparecidas (al día de hoy, no se han mostrado), la proclamación de maduro como vencedor, la actuación del TSJ —designado para tales fines por el propio gobierno— y la represión.
El 29 de julio, el pueblo,........
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