Los hombres inteligentes han de tener el falo palo parao, siempre

Los hombres inteligentes han de tener el falo palo parao, siempre. Y, fuera en la Plaza Bolívar de San Carlos de Cojedes, a las cinco en punto de la tarde, del día de San Quintín. Cuando Quintino, pegaba su jonrón número cuarenta con las bases llenas en el estadio Tulio José Lazo de San Carlos. Y, al tiempo que el filósofo cojedeño de Cojedes, Roque Roco Pollo Ronco, leía y componía de su celular, él, en alta voce: ¡Los hombres inteligentes han de tener, el falo palo parao, siempre! Aquello retumbara, endenates, por toda, la amplia manzana de la plaza, con un sonido anillo tan estridente que llegara al apoyado dintel altar de la Iglesia Catedral de La Concepción de San Carlos, y a los oídos de las piadosas viejas beatas, que pagaban promesas, en ese día y en esa hora. Rellenábanse los pechos de cruces y santiguábanse sin cesar. Las piadosas viejas beatas, echaban al vuelo a la gigantesca cúpula redonda excepcional de la Iglesia ¡Ave María Purísima! ¡Sin Pecado Concebido! ¡Gloria al Espíritu Santo! ¡Que la Virgen María Concibiera al Niño Dios! ¡Que no por obra y gracia de la Inteligencia Artificial del falo palo parao! ¡Y, hágase todo en de por medio y por la calle de en medio de la calle Alegría, de la bacinilla de Rosa María de entre la Blanca Paloma de la Paz la que nos acoja y que no sea la negra paloma de Burro Bruto la que nos coja! ¡Tierno piquito putico de la Blanca Paloma de la Paz! Y, que endespués, al grito del filósofo cojedeño Pollo Ronco, la voz del diputado Pineda, no se dejara esperar: ¡Ñoco ‘e la drema! ¡Se jodio Burro Bruto! Y, a la sazón, gritara don Hermito, el de la cuña del palo parao de Mapuey. El siempre recordado don Hermito, con su palo paro de Mapuey, de la población sancarleña de Cojedes. Esto fuera una gran verdad folclórica, el mito de don Hermito, de un palo duro con gruesas raíces y sin ramas caído en la vera del camino a la escuela de la población de Mapuey. Y, cuando lo insólito misterioso sensorio contra la clásica gravedad de Isaac Newton y la moderna teoría general de la relatividad einsteiniana de Albert Einstein, al palo caído a la vera del camino, le callera, al palo duro y sin ramas, varios palos de agua caídos de los días de pleno invierno septembrino, lo suficiente en las raíces impregnadas de enormes terrones y pegadas piedras. Y, aquella agua bendita milagrosa, parara al palo de don Hermito, y, erecto repentino como el de ducho inteligente don Rufino, aquello, fuera tan espirituoso y tan religioso que la peregrinación nacional fuera densa y densa como decía don Miguel de Unamuno, que hasta velas le prendían y rogaban por algún milagro al Palo Parao de Mapuey de Cojedes, fundado, Mapuey, por don Crisanto, el papá de María Jiménez, que atendía a turistas admirados por lo del Palo Parao. Y, que endenates, al Erecto Palo Parao, lo controlara y administrara don Roso. Y, endespués, la Iglesia Católica, entonces, rompiera con aquella situación de natura y persona del Libertador. Y, como tiénese dicho y como deténtense mentado, del falo erecto y del palo parao al sexo sabroso al sexo borroso. Agora ahora hogaño, don Hermito, el de la cuña del palo parao de Mapuey, mito de don Hermito, que a la sazón, gritara: ¡Y que no se entere, Burro Bruto! ¡Que a buen seguro le van dar dolores en el culo! A lo que el poeta William Torre del Alba, el hijo de Engracia, con el libro Obras Jocosas de don Francisco de entre las gracias y desgracias del radiante ojo avizor culantro quevedoiano, cantando joropo, el poeta William Torre del Alba, expresara, a voz en cuello ¡Tengan la vaselina lista, que no la bacinilla de Rosa María, pa ‘l ojo del culo de Burro Bruto! ¡Propincuo a la disfunción eréctil! Agora ahora hogaño, asina ansí así las cosas, en la histórica plaza. Y, antes de que apareciera don Anselmo, estuviera don Cele, que le........

© Aporrea