¿De dónde proviene la buena conciencia de quienes torturan, vejan y matan?

Observaciones sobre estalinismo y sionismo

La repugnante impunidad moral y política que se encarna en el sionismo y en los sionistas me ha hecho recordar otra actitud del mismo orden; la de los estalinistas ante la monstruosidad soviética y los "crímenes de Stalin".

Es un proceso de total bloqueo mental, de inocencia deliberada y contumaz ante hechos ante los que uno tendría que reaccionar ¡y de qué modo!

Tuve un tío estalinista. De pura cepa. Cuando el vigésimo congreso del PCUS, durante meses negó "las noticias de la prensa burguesa". Cuando finalmente, se descorrió no sé qué velos en su magín, estuvo borracho, casi sin solución de continuidad, durante un año. Nunca se desmoronó por la escalera yendo a su vivienda en un segundo piso, porque su pareja lo esperó siempre, pacientemente, a la entrada del edificio. Su prédica a un sobrino adolescente e interesado en cuestiones sociales y políticas terminó por llevar al sobrino, a llevarme, a un anarquismo irreductible a las miserias políticas (y necesariamente morales o psíquicas) que mi tío contaba con tanto orgullo.

Era de quienes estaban esperando el golpe falangista o fascista desde tiempo atrás y que, por lo tanto, el 17 o el 18 de julio, 1936, se puso su "mejor chaqueta dominguera", como me decía risueño, y enfiló a la Casa del Partido para iniciar la resistencia, el contragolpe.

No fue todo como esperaba porque había pensado, como rezaba la propaganda, en ‘salir a defender la República’ y en la sede, lo que le ofrecieron, además de un arma, fue salir a nombre del PC. A sus 18 años ─pura inocencia y desprendimiento─, le pareció no adecuado, estrecho, y "el Partido" lo encarceló dentro de su propia sede, junto a dos adolescentes más, con la misma actitud (tardó poco esa rebeldía: a los diez días salió a "defender la República" con el emblema del PC, impaciente porque quedaba fuera de los inminentes vítores… (que jamás de produjeron).

Este hombre, pura fe, tenía libros. Un puñado. Recuerdo uno, en el que un autor norteamericano explicaba puntualmente cómo León Trotski, un sátiro, viejo y desmedido, había procurado seducir (o seducido, o violado) a una de sus secretarias y el novio, ofendido, había terminado matándolo. Cero política; mucha pasión. Tenía otros ejemplares de otros comunistas estadounidenses. Tan rigurosos en su futurismo como el de los escarceos sexuales que recuerdo.

Mi impresión entonces, todavía adolescente, es que la gente puede "armar" una defensa cerrada con sus convicciones al margen de toda verosimilitud. Y conservar una magnífica "buena conciencia."

Han pasado muchos años y un viejo amigo de los veinte, argentino de origen, a quien tanto apreciaba por su ponderación de juicio, optó por la guerrilla tupamara, por lo cual debió cumplir 13 años de penitenciería, de los cuales sobrevivió, su ponderación perdida o mejor dicho intercambiada con una certeza doctoral fruto de esos 13 años de estudios sistemáticos o mejor dicho de machaconeo ideológico, tal vez mecanismo inconsciente de defensa para no ser triturado en tan largo ínterin.

Mi amigo salió finalmente de la cárcel. Yo seguía exiliado. Me contó entonces que su hermana, menor, ─que en lugar de hacerse tupamara había optado por hacerse comunista, y que evitado la cárcel─ también estaba exiliada o autoexiliada, en París, con su pareja. Que resultó ser un rentado de aparato del PCU. Me pidió que la visitara.

Fui a su bohardilla parisina. Y vi al rentado. Y aproveché ─le dije─ para hacerle una pregunta, que me quemaba: ¿cómo barajaba él, como ser humano, su relación con el PC, con el comunismo (todavía sacralizadamente soviético), la existencia de "los campos", de los millones de internados, que seguramente ahora no eran tantos,........

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