Todos contra los piratas

El 9 de diciembre de 2025 se añade otra infamia al casi inagotable cúmulo de agresiones contra Venezuela. Unidades navales de Estados Unidos abordan violentamente, secuestran y roban en aguas internacionales un tanquero al cual las agencias noticiosas califican alternativamente como venezolano, iraní o ruso, con cargamento de casi dos millones de barriles de petróleo propiedad de nuestro país.

Con esta tropelía quedan al descubierto todas las coartadas según las cuales el bloqueo naval estadounidense cerca de las aguas territoriales de Venezuela tenía por objeto detener la inmigración ilegal o un fantaseado tráfico de droga. La nave no se dirigía a la potencia norteña, sino a Cuba. Entre unas 80 embarcaciones interceptadas en el absurdo cerco, fue la única en no ser destruida con sus tripulantes al ser avistada. El tanquero no transportaba sustancias ilícitas, sino el verdadero objeto del aparatoso bloqueo: petróleo. Luego del latrocinio, el presidente Trump declaró jubiloso que era el mayor cargamento que habían obtenido, y que eventualmente se quedaría con él.

Hemos advertido que Estados Unidos sólo tiene petróleo para unos seis años más. Su acto es el arrebatón desesperado de un delincuente que no puede subsistir sin energía fósil ajena.

¿Cómo calificar lo incalificable? El delito tipifica al delincuente. Vienen a la cabeza infinidad de rótulos: piratas. corsarios, filibusteros, zee-rovers, pechelingues, privateers, corsarios, e incluso bucaneros y Hermanos de la Costa. Corsarios son quienes con naves privadas se apoderan de embarcaciones enemigas de un Estado, autorizados por patentes conferidas por éste. Filibusteros, tripulantes de pequeños filibotes o fly boats, independientes de toda autoridad territorial,........

© Aporrea