Hacia una racionalidad ecológica
Muchos son los temas de nuestro tiempo. La pobreza sin duda uno de ellos, aunque lo considero un tema subordinado al de la democracia, siempre y cuando no se entienda a esta en el estrecho corsé de un juego de partidos por el poder en un sistema político, siempre y cuando no se la entienda en la triste representación colectiva de una cuestión meramente política en donde lo político va con "p" minúscula. En el marco de este angostamiento de la democracia es que a las formas de dominación establecidas les conviene que pensemos el asunto. Sin embargo, hay que ir a la raíz, si hay pobreza no hay democracia en sentido amplio, no hay una sociedad que garantice las condiciones mínimas para el ejercicio de la libertad de todos y no de unos cuantos que histéricamente a lo Milei o a lo Díaz Ayuso gritan por "más libertad". Entiendo la democracia como un êthos, un modo de vida ético, un modo compartido de ser y hecho carácter en nosotros como personas.
Superar la pobreza y otros temas de nuestro tiempo pasa porque se preserve la vida y, por eso, el principal tema de nuestro tiempo es la cuestión ecológica. Un irónico podría responder que la pobreza se supera suprimiendo la vida, y no hace falta reconstruir el entimema en silogismo categórico para decir que tendrá necesaria razón lógica en su responder. Pero si apostamos por la vida, y no solo la nuestra, el problema ecológico resulta de extrema urgencia. El tener que justificarlo habla ya de cierta aberración. Digamos, de entrada, que enfrentar realmente el cambio climático y demás asuntos ecológicos exige otra racionalidad y cierta nutrición metafísica. Antes de que me confundan con discípulo de Conny Méndez, a quien sin duda puedo escuchar en su cantar, paso a explicar.
Sin ánimos exhaustivos, empecemos por cierta definición de racionalidad. El gran teórico en este campo ha sido Max Weber (1864-1920). El mexicano Enrique Leff siguiéndolo nos dice: "Una racionalidad social se define como el sistema de reglas de pensamiento y comportamiento de los actores sociales, que se establecen dentro de estructuras económicas, políticas e ideológicas determinadas, legitimando un conjunto de acciones y confiriendo un sentido a la organización de la sociedad en su conjunto. Estas reglas y estructuras orientan un conjunto de prácticas y procesos sociales hasta ciertos fines, a través de medios socialmente construidos, reflejándose en sus normas morales, en sus creencias, en sus arreglos institucionales y en sus patrones de producción." (1) La racionalidad, por ejemplo, es la que permite que un conductor pueda circular por las vías pues hay unas pautas que nos hemos dado para establecer un orden en el sentido de la marcha de los vehículos. Más allá de ello, los ingleses no resultan irracionales porque conduzcan por el lado izquierdo. Son sus pautas, sus reglas, nosotros lo hacemos por la derecha. Lo importante es que........
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