La obesidad, un problema de salud pública

LA OBESIDAD, UN PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA

Recién, el 16 de octubre se celebró el día mundial de la alimentación, estoy seguro que muchas personas y diferentes gobiernos no le dieron la importancia que merece esta fecha. Esto lo refiero porque se debe tener claro que la salud de un pueblo depende de la buena alimentación, el sustento fundamental para el progreso de un país. Un pueblo mal alimentado no es saludable y sin salud no puede haber progreso ni desarrollo.

Voy a relatar una experiencia personal, que si bien no se puede tomar como un recurso estadístico, si podría ser un motivo de reflexión. En cierta oportunidad me encontré en una panadería-café situada en el este de Caracas y como buen observador, fanático del acto contemplativo, observé con asombro que todos los clientes, tantos los sentados frente a la mesas consumiendo algunos de los productos, como quienes compraban diversos tipos de pan, cachitos, pasteles, golfeados, tortas, etc. mostraban, todos sin excepción, niños, jóvenes, adultos y personas mayores, evidentes señales de obesidad, en algunos casos del tipo mórbido. Supuse que tal situación era algo circunstancial, que no tenía que cumplirse en todas las panaderías-café de la ciudad.

Como tenía que realizar unas diligencias por Sábana Grande, una vez que abandoné la salida del metro me dispuse a continuar con mi acción contemplativa y para mi sorpresa descubrí que lo experimentado anteriormente en la panadería del este se repetía en forma similar en la avenida que recién había caminado. Miré con sorpresa y descubrí que la mayoría de los transeúntes, niños, jóvenes, adultos y personas mayores padecían de exceso de peso, en algunos casos era indiscutible una notoria gordura responsable de la dificultad en la marcha del peatón. Pensé en una palmaria crisis de obesidad.

Continué mirando acuciosamente a los caminantes con exceso de peso buscando una explicación de tal anomalía. Esta la obtuve cuando observé a muchos de los viandantes engullendo enormes barquillas; a otros, parados en un puesto donde despachaban comida chatarra; niños y adultos para comprar chicha y churros; otros con una gaseosa en la mano; así mismo, unos caminantes con un pedazo de torta o un helado y algunos ingiriendo dulces de panadería. Fue entonces cuando me percaté........

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