La macabra trayectoria de María Corina

A través de la historia se han conocido todo tipo de políticos. Los hay ladrones, corruptos, malversadores, beodos, dementes, sinvergüenzas, infieles, tiranos, iletrados, mentecatos, arrogantes, mentirosos, desagradecidos, cobardes, traidores, timoratos… entre tantos epítetos que se les pueden endilgar. Algunos de ellos, desafortunadamente, reúnen en un solo individuo más de dos de estos calificativos, que a pesar de todo les ha permitido alcanzar una jefatura de estado, gobernación, un curul en el parlamento, un ministerio, hasta un alto cargo en cierto gobierno. Por desgracia, tales conductas afloran y se descubren una vez que están ejerciendo la labor pública.

En el planeta, en la actualidad, el liderazgo no se concibe sobre la base de una labor social conocida, tampoco en la filas de un sindicato, o en una organización estudiantil, ni tampoco forjado en la lucha dentro de una organización política, ni mucho menos en acciones que contribuyan al mejoramiento de la calidad de vida de un conglomerado, o en la participación un un conflicto que favorezca al mejoramiento o la preservación del ambiente dentro de una comunidad. Ya esto no importa para los efectos de una campaña electoral. Modernamente los líderes se preparan y se conciben en lo que nuestra era tecnológica llama "marketing", es decir, una actividad, conjunto de instituciones y procesos para crear, comunicar, entregar y cambiar las ofertas que tengan valor para los consumidores, clientes, asociados y sociedades en general. El marketing sirve para incrementar las ventas en presencia de un producto o servicio. Por tal razón, esta metodología de negocios puede dirigirse a otras metas relacionadas con las ventas, pero que no es el propósito principal. Por ejemplo: dar a conocer o consolidar una marca.

Modernamente esto es lo que se hace, de igual manera, con los políticos. Tales individuos se convirtieron en un producto, una especie de mercancía la cual se puede vender, una marca a la que hay que dar a conocer o posicionar. Y como todo artículo, no importa que este sea bueno o malo, lo importante es utilizar una publicidad para ofrecerlo para que tenga un valor o reconocimiento entre los consumidores, en este caso los electores. Es algo así como un producto de la Polar, se vende como alimento pero en verdad no tiene ningún valor nutritivo. Lo importante es que los publicistas inventen una buena estrategia de propaganda que impacte a los consumidores y los convenzan, en el caso de la política serían los electores. Dicha cruzada tiene por objetivo que aquellos (los votantes) sufraguen a favor del producto, es decir del........

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