Conflicto EU vs. Venezuela: Despliegue aeronaval del Comando Sur llegó para quedarse

Acicateado por Pete Hegseth y Marco Rubio, la opción de Donald Trump por el poder duro persigue fines geopolíticos ante la irrupción de China en su "patio trasero", lo que podría derivar en una confrontación bélica de signo incierto

Detrás del ruido mediático signado por las filtraciones, la desinformación y la habitual "ambigüedad estratégica" gansteril de Donald Trump, las variables sobre los pasos a seguir por el actual inquilino de la Casa Blanca en Venezuela permiten avizorar diversas hipótesis y algunas certezas.

Entre estas últimas, figura la intención de la administración Trump de derrocar al gobierno de Nicolás Maduro con base en una narrativa propagandística falsa que trasciende lo securitario y acentúa la presión militar coercitiva para un cambio de régimen, en la modalidad de una guerra no convencional, con eje en operaciones clandestinas y psicológicas, incluido el eventual uso de drones y misiles, los dos instrumentos que han revolucionado los conflictos bélicos actuales (Ucrania, Yemen, Irán, Siria).

Otra certeza es el tránsito deliberado del poder blando (soft power) al poder duro (hard power), singularizado en la etapa por las operaciones cinéticas (letales) contra civiles acusados sin pruebas de traficar drogas, tipificadas por la ONU como ejecuciones extrajudiciales, lo que tácitamente convierte al secretario de Guerra de EU, Pete Hegseth, y al almirante Frank Bradley, jefe del Comando de Operaciones Especiales y miembro de esa unidad élite de la Armada (Seal), quien el 2 de septiembre dio la orden de asesinar a dos sobrevivientes del ataque a una lancha, en criminales de guerra. Según el Manual de Guerra de la Marina de EU, abrir fuego contra sobrevivientes de una embarcación dañada constituye un crimen prohibido bajo las leyes estadunidenses y de conflictos armados.

A su vez, el despliegue del Comando Sur del Pentágono en aguas del Caribe y del Pacífico oriental, configura una proyección de poder con objetivos estratégicos inequívocos, entre ellos, debilitar la capacidad de autodeterminación de Venezuela (y Colombia); asegurar el control de un corredor marítimo clave para el comercio (con énfasis en el petróleo, principal rubro exportador venezolano), y reactualizar la Doctrina Monroe bajo una nueva forma de hegemonía imperial, ahora disfrazada de cooperación antidrogas y promoción de la "seguridad hemisférica".

A lo que se suma la concentración de poder alcanzado en la coyuntura por Marco Rubio, en su doble función como asesor de seguridad nacional y secretario de Estado, señal de una estrategia centralizada y deliberadamente confrontacional contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro.

En ese contexto, al analizar el conflicto entre EU y Venezuela en términos geopolíticos, también se debe considerar que los países de América Latina y el Caribe gobernados por fuerzas de izquierda, progresistas y/o democráticas, podrían transformarse en un importante corredor marítimo para China, como alternativa a las rutas tradicionales, sobre todo para intercambiar productos con el enorme mercado europeo y del sur global que están siendo obstaculizados y sometidos a fuerte presión por parte de la administración Trump.

Como ha señalado Sergio Rodríguez Gelfenstein, las amenazas de Washington contra Venezuela, Colombia y México tienen sustento en la posibilidad de un reordenamiento geopolítico global en el que la región podría desempeñar un papel trascendente que Trump quiere evitar a toda costa. Según consignó el analista venezolano, el establecimiento en días pasados de una ruta marítima entre China y Venezuela que reducirá el tránsito de mercancías de 70-90 días a unos 20-25 conectando el puerto chino de Tianjin con los puertos venezolanos de La Guaira y Puerto Cabello, apuntan en esa dirección. Esa iniciativa optimizará la logística, reducirá costos, facilitará el comercio y fortalecerá los lazos económicos entre ambos países

A lo anterior se suma el funcionamiento del megapuerto de Chancay, en Perú, en........

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