Navidad, fiesta familiar |
La navidad es esencialmente una fiesta familiar. Por ello, aunque vivimos días muy inciertos y difíciles, con numerosas familias separadas y rotas, y se aviva en estos días el dolor de la ausencia, y aunque la penosa situación económica, con la inflación otra vez desatada, hace que pensiones, salarios y bonos pierdan cada día valor, todos deberíamos esforzarnos por cultivar con esmero el cariño y la ternura, para convertir nuestro hogar en una escuela y comunidad de amor, refugio y seguridad como lo fue la familia de Nazaret.
Jesús aprendió de José un oficio y, como todos los niños, antes aprendió en el hogar a caminar, a hablar, a rezar, y las costumbres, historias y cultura de su pueblo. Podemos suponer que ayudaba a su madre María en las tareas del hogar, a moler el trigo, a amasar la harina, a traer agua del pozo del pueblo. Y como todo niño normal que "iba creciendo en sabiduría, en edad y gracia", jugó con los otros niños, se cayó e hirió numerosas veces, lloró y rió, se disgustó y se puso bravo en ocasiones, se enfermó y aprendió a leer, escribir y a conocer la Ley, en la escuela de Nazaret.
Pero sin duda alguna, la verdadera escuela de Jesús fue el hogar; y sus padres, José y María, sus principales maestros. Lo mejor que le pasó a Jesús en toda su vida fueron José y María. De ellos no sólo aprendió un oficio y los aspectos religiosos y culturales del pueblo judío de su época, sino que experimentó tal confianza, seguridad, y cariño, que de ellos........