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Bulos y odios

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17.09.2024

En materia de información, elemento clave para la buena marcha del proceso de adoctrinamiento actual —perceptible a todos los niveles—, dice la doctrina capitalista para imponer su autoridad, que todo aquello que contraviene la versión oficial, puesto que goza de la categoría de verdad, es desinformación, alimentada por bulos o simples mentiras, que hay que desterrar. Lo de los odios responde a dar un paso más para tomar la dirección total de la existencia colectiva, llevando el sentimiento personal al terreno político para mostrarle la dirección conveniente, mientras que todo aquello que discrepa de los mandatos de la doctrina sea enérgicamente reprimido

Situando los primeros en su terreno —que es la simple especulación—, puede apreciarse que se trata de elucubraciones que flotan en el ambiente de la comunicación social, destinadas a que ellas o un personaje se den a conocer, pero escasamente sirven para ilustrar a los afectados por la ociosidad. Luego, se toman o se dejan, entretienen o preocupan, pasando a ser un componente más del abigarrado mundo de las noticias. Los segundos, son simples deseos, emociones, opiniones, inacciones o acciones de las gentes en el marco de su personalidad que a menudo quedan en el ámbito de la interioridad, mientras que en otras ocasiones pueden llegar a manifestarse y salir al plano externo como determinantes del comportamiento. Si ambos han coexistido en sus respectivos espacios desde tiempo inmemorial, sin tomar protagonismo, ahora, incorporados como instrumentos coadyuvantes al plan de desarrollo de la doctrina, empiezan a preocupar y han sido radicalizados e instrumentados en interés del negocio económico-político que va dominando las distintas sociedades. Los bulos, dada su frecuente inconsistencia, además de la función de entretener a un auditorio en trance de aburrimiento, vienen prestando servicio a la autoridad, en cuanto sirven para reforzar las verdades oficiales, de ahí que hasta ahora se les ha venido aplicando la tolerancia. Por lo que se refiere a los odios, en su condición de reflejo profundo de lo que se llama maldad humana, entendidos actualmente como todo aquello que va contra los mandatos de la doctrina, requieren ser perseguidos para que resplandezca la doctrina.

Es sobradamente conocido que el control total de la sociedad progresista está es manos de la........

© Aporrea


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