Dios bendiga al Bravo Pueblo

Al momento de escribir estas líneas damos seguimiento al desarrollo de las elecciones en Venezuela. Recién anuncian los resultados oficiales.

La primera parte de mi reflexión-inevitable y sentidamente-quiero dedicarla a un gran Venezolano, el otrora Editor de Opinión de El Universal por décadas: Don Miguel Maita. La segunda parte va dirigida al bravo y glorioso pueblo venezolano, por su ejemplar y luminosa actitud ciudadana, en las elecciones presidenciales de nuestro país, y lo que sucedió hace apenas horas en el referido evento electoral.

Cosas de la vida, escribo sobre dos episodios aparentemente distantes y en la distancia, pero a fin de cuentas, dos hechos que tocan lo más profundo de mi corazón, de mi humanidad y de mi consciencia.

Miguel Maita. Un Editor universal

Conocí a Miguel Maita cuando comencé a escribir en El Universal. Desde ese día han pasado casi 30 años. Mis primeras apariciones en El Universal [papel] eran espasmódicas. No podía escribir corto, a una columna. Eso de escribir justo no se me da con facilidad. Para alcanzar “el objetivo” mi único mentor y «látigo literario” fue Miguel Maita. Otros editores me hicieron otras sugerencias: no escribir con improperios [Apolinar Martínez/2001], evitar el uso innecesario de epítetos lo cual empalaga [Pedro Ramón Romera/2001] o hacer citas históricas conforme a la verdad investigada y no a la especulación [El Vito, Víctor López/Meridiano]. Miguel por su parte pedía tres cosas muy puntuales: i.-respeto al lector, que es escribir sin ofender; ii.-no personalizar o sugerir títulos respondiendo a particulares, y iii.- no especular o excederse en citas o paréntesis. No era un hombre que dedicaba tiempo hablando por teléfono. Sin embargo, tuve el privilegio de tener algunas largas conversaciones con él. Coordinar, ordenar y armonizar a más de 350 columnistas por semana no daba espacio para tertulias o correcciones prêt a porté. O escribías con respeto y puntualidad o no publicaras.

Miguel Maita es un hombre muy ameno, directo, decente, amante de la vida y de la cultura. Su ilusión es conocer y viajar. Le gusta escuchar sobre experiencias en otras latitudes y sugería compartirlas con los lectores. Nunca escuché de Miguel una impostura o una respuesta inadecuada. Si alguna entrega venía tarde, escribía con prontitud: “Atención. Alerta. Miguel Maita. Artículo pendiente. Si no es recibido antes del mediodía, no publica”. Jamás nos censuró una palabra. Simplemente sugería el uso del buen verbo y cero hostilidad. Esta disciplina la lideró con solvencia por muchos años con los mejores escritores del país.

Con ese respeto y moderación, Miguel se ganó el afecto de todos los columnistas, pero también de los lectores, que eran su debilidad. El Universal ha tenido sin duda uno de los cuerpos de opinión más importantes del país. En miles de entregas jamás emitió opinión sobre posiciones políticas. Su ética periodística siempre ha sido impecable.

Cuando vi en las RRSS la publicación de la periodista Yoli Obelmejías sobre el estado de salud de Maita, la verdad se me rompió el corazón. No es justo que un periodista de su trayectoria y........

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