El símbolo devora a quien lo altera
El escritor Milan Kundera, quien padeció la exclusión y el hostigamiento durante la ocupación de Checoeslovaquia por la URSS en 1968, expresa su criterio sobre el guion comunista de la refundación del Estado: «Para liquidar a los pueblos se empieza por privarlos de la memoria. Destruyen tus libros, tu cultura, tu historia. Y alguien más escribe otros libros, les da otra cultura, inventa otra historia; después de eso, la gente comienza a olvidar lentamente lo que son”. En Venezuela con la implantación del Socialismo del Siglo XXI, Chávez utilizó el mismo libreto para dar inicio a la refundación del país, comenzando por la transformación de la historia y los símbolos patrios. No contento con cambiarle el nombre por “República Bolivariana”, modificó la bandera, agregándole una octava estrella y al escudo nacional le invirtió la dirección hacia donde el caballo allí estampado solía cabalgar. Transformó el rostro de Simón Bolívar en un zambo a su imagen y semejanza. Chávez en persona dirigió la profanación del sarcófago del Libertador para utilizar sus huesos en rituales de la santería cubana. La retórica genocida y necrófila que impuso con el “Patria, Socialismo o Muerte”, se convirtió en la política criminal de Estado que desde hace 25 años oprime a los venezolanos. La espada libertadora de Bolívar fue mancillada al ser ofrendada a terroristas y dictadores de toda calaña. En vez de marchar hacia el futuro, el bravío alazán del emblema patrio comenzó una cabalgata a la inversa, hacia un pasado violento y tenebroso. De las cornucopias del escudo dejaron de brotar los frutos de la tierra, dando paso a la........
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