Sociedad “muda” |
La palabra, se pronuncia, se escribe o se lee. De hecho, la palabra es representativa de un concepto, idea o sentimiento cuyo manejo fónico puede convertirla en un poder, tan especial, que arrasa realidades. O también, en la caricia que aviva la suspicacia que enamora o consiente una intención. Incluso, su capacidad de adaptación hace de ella el héroe de cualquier campaña bélica. Por eso, en la palabra se tiene el hito que simboliza la vida en todo su quehacer.
Con la palabra se esculpe cuanto simbolismo interpreta al mundo frente a todo significado posible. Tanto es así, que la palabra puede imponerse sobre aguerridos embates, propios de cruentas guerras. Aunque también, su empleo participa en la traducción de esperanzas y fantasías. Particularmente, en arrastrar locuras al igual que para fundamentar la razón necesaria que circunscribe circunstancias que impulsan realidades.
¿Qué afecta la palabra?
Sin embargo, a pesar de todo cuanto describen las realidades, la palabra se ha visto atropellada por condiciones inhabilitadas por la oralidad. Son situaciones ausentes del palabreo que busca armonizar deseos e imploraciones con tiempos henchidos de generosas intenciones, ponderados paradigmas y apoteósicos idearios. Pero que, por las coyunturas dominantes, esos tiempos........