Que una empresa cuente con un propósito es lo que esperan muchos de sus colaboradores, clientes y la masa crítica que promueve esta dinámica desde diversos espacios. Pero, ¿qué sucede con la rentabilidad de la empresa? ¿Se antepone el propósito a esta? ¿Se puede integrar al propósito la necesidad de generar valor rentable?
La respuesta es: depende. No como una salida cómoda, sino porque depende de cómo entiende el “propósito” cada organización. Si es algo que solo se discute en el departamento de marketing y se espera que una bonita campaña publicitaria y su eslogan resuelvan las intenciones del mismo, pues se tratará de un gasto que sí va a afectar de manera negativa a la organización y a su rentabilidad.
¿Qué es el propósito y en qué se diferencia de la misión? Ambos conceptos son diferentes y deberían ser complementarios. Casi porque uno podría ser el punto de partida del otro y viceversa. Mientras la misión establece el “qué estamos haciendo aquí”, el propósito le da el por qué y la integración de ambos es la razón de ser de la organización. O debería. La empresa tal existe por y para (inserte aquí el propósito).
Si el propósito de la empresa es “real”, estaríamos frente a la clave de su éxito, como lo afirma McKinsey, quien describe la integración de la creatividad, el análisis y el propósito como el “juego triple del crecimiento”.
Para que la declaración de este propósito sea real y tenga un impacto positivo en la rentabilidad del negocio, se debe observar en la organización que:
Finalmente, una organización impulsada por su propósito, que cuente con políticas orientadas al desarrollo sostenible fomenta la innovación y la productividad en las operaciones de la empresa. En la creación de nuevos productos, servicios o procesos que replanteen el impacto ambiental y social de las operaciones empresariales, buscando contribuir con la generación de valor social y, por supuesto, económico.
*Columna patrocinada.
A propósito del “propósito” empresarial y la rentabilidad
Que una empresa cuente con un propósito es lo que esperan muchos de sus colaboradores, clientes y la masa crítica que promueve esta dinámica desde diversos espacios. Pero, ¿qué sucede con la rentabilidad de la empresa? ¿Se antepone el propósito a esta? ¿Se puede integrar al propósito la necesidad de generar valor rentable?
La respuesta es: depende. No como una salida cómoda, sino porque depende de cómo entiende el “propósito” cada organización. Si es algo que solo se discute en el........
© América Economía
visit website